viernes, 9 de noviembre de 2007

La Ética Periodística en Internet

Quim Gil, periodista español, afirma que los medios de comunicación nacieron para ser una especie de intermediarios entre el gobierno y la ciudadanía, garantizando con ello la transparencia en los procesos políticos que se suscitan en las sociedades democráticas avanzadas.

Quizá Gil lo que no previó es que no todas los Estados se encuentran en esta madurez democrática y muchos medios nacieron cobijados por el poder. Basta recordar la situación de nuestro país en donde el emporio Televisa se erigió gracias al apoyo del partido político imperante. En ese caso los medios de comunicación se convirtieron en intermediarios que estaban al servicio del gobierno e informaban únicamente aquello que a éste le convenía.

Por supuesto que resulta inútil hablar de una ética en los periodistas que eran empleados de estos medios, ya que no existía. Era obvio que su compromiso con la verdad y la ciudadanía era nulo, pues fungían como meros informadores de noticias prefabricadas que velaban los intereses de papá gobierno.

Y si a este hecho le aunamos el que nuestro país cuenta con una población mayoritariamente pobre y por ende carente de cultura y preparación, nos encontramos con que los medios lo único que hacían era engrandecer la ignorancia que predominaba en el pueblo.

Sin embargo con el advenimiento de la competencia mediática, la crisis de la dictadura partidista y la reimplantación de nuestra democracia, se abrió un nuevo campo para que el ejercicio periodístico pudiera ser retomado con mayor libertad y credibilidad dentro de los medios de comunicación masiva (entiéndase sobretodo televisión, que es el medio que cuenta con mayor audiencia en nuestra población, ya que la prensa escrita siempre ejerció un periodismo más libre).

Además el fenómeno de la globalización trajo consigo al nuevo monstruo de la comunicación: la internet. Esta maravillosa red informativa a la que cualquiera podía tener acceso, por supuesto siempre y cuando contara con los elementos necesarios.

La internet vino a cambiar radicalmente la forma en la que nos comunicamos los seres humanos. Las fronteras comunicativas entre las distintas naciones se redujeron enormemente. Todo cibernauta era capaz de encontrar la más diversa información producida desde los distintos puntos de nuestro planeta y lo más interesante es que no sólo podía encontrar información si no que él mismo era capaz de generarla.

A este exceso de información muchos autores lo han denominado como “la desinformación de la era de las comunicaciones”. Ya que actualmente cualquiera puede subir a la red lo que le venga en gana, pues no hay ninguna institución que se encargue de regular esto.

Este fenómeno puede ser abordado desde dos enfoques, por un lado hay quienes dicen que estamos ante el medio de comunicación más democrático que existe y por otro hay quienes temen que esta falta de regulación degenere en un caos informativo y en una carencia de ética periodística.

Por supuesto que ante este medio el ejercicio del periodista también tuvo que cambiar y dar un vuelco radical, ya que las exigencias del internet son diferentes a las de los otros medios. Por un lado la internet exige una información al instante que sea publicada casi casi en el momento en que se están generando los hechos. Por otra parte la síntesis, precisión y claridad de dicha información debe ser aún mayor que la publicada en la prensa escrita.

Y es precisamente esta vertiginosa velocidad en la que se genera la información la que pone en duda el código ético del periodista, ya que realmente ante estas nuevas exigencias ¿el periodista será capaz de asimilar la información que está generando?, ¿su compromiso con la verdad y su faceta de investigador podrá cumplirse cabalmente?.

Creo que para muchos no hay duda de que se debe plantear un nuevo código ético que regule el ejercicio periodístico en internet. El reto será, más bien, encontrar o formar a un organismo regulador capaz de hacer valer dicho código.